En la obra “The House of Morgan”, se describió el interrogatorio que el señor Samuel Untermeyer le realizara, el 18 de diciembre de 1912, al entonces Junius Pierpont Morgan (conocido como JP Morgan), sobre las bases del crédito comercial, preguntando si las mismas se encontraban en el dinero o en la propiedad.
Frente a este cuestionamiento, el señor JP Morgan contestó:
“Morgan: No, sir, the first thing is character.
Untermeyer: Before money or property?
Morgan: Before anything else. Money cannot but it….Because a man I do not trust could not get money from me on all bonds in Christendom”[1].
Así las cosas, la supervisión después de la crisis financiera del 2008 abrió un espacio a la conducta y a la cultura de las entidades financieras, considerando que como el señor Morgan en el siglo pasado el “carácter” era la piedra angular para otorgar crédito a los consumidores, la “integridad” de los administradores y empleados de una entidad vigilada se constituye en uno de los pilares de alerta, asertividad y persistencia en el esquema de supervisión.
Esto implica, evaluar el liderazgo en una entidad vigilada, los tipos de liderazgo, las convicciones, los valores, los espacios para discusiones y la conducta de una entidad, dado que aquí se pueden establecer factores que atenten contra la integridad, y por ende que puedan afectar a una entidad o al sistema financiero como tal.
Lo expuesto, tiene una correlación positiva con el Gobierno Corporativo porque se hace indispensable:
- Revisar los mecanismos para la toma de decisiones;
- La consistencia de la actuación de los empleados con base en unos objetivos formulados previamente;
- La actitud crítica en las decisiones, aciertos, errores e incluso “taboos”.
- El ejemplo de una conducta ejemplar;
- El establecimiento de metas y objetivos factibles;
- La transparencia en la adopción de decisiones tanto internas como externas (stakeholders);
- Hacer cumplir las normas y reglamentos al interior de una entidad.
De allí, que entes supervisores como por ejemplo en Países Bajos, crearan un Centro Experto de Cultura, Organización e Integridad, del cual hacen parte sicólogos que evalúan el establecimiento de políticas, proyectos, y procesos de toma de decisiones al interior de las organizaciones. Lo anterior, con el fin de observar si estos factors son balanceados, consistentes y efectivos.
[1] Chernow, Ron. The House of Morgan. Editorial Grove Press. New York. Pág 154.